“Un desfiladero ferroviario que desgarraba el tejido urbano se recicla como corredor para ciclistas y peatones en un proceso colaborativo que ahorra recursos mientras preserva la memoria industrial”.
Desde 1894 una línea ferroviaria hacía posible el tráfico entre el puerto de mercancías y la estación central de Helsinki, incluyendo un desfiladero de 1,5 kilómetros de longitud y 7 metros de profundidad que dividía en dos el tejido urbano. Sin embargo, en 2008 esta infraestructura quedaría obsoleta debido al traslado del puerto, poniendo en entredicho el futuro del desfiladero.
“La opción de cubrirlo y construir un túnel subterráneo restablecería la continuidad de la trama urbana, pero es cara y tardará en llegar. Mientras tanto, tomó cuerpo un plan que se venía gestando desde el año 2003, a lo largo de un proceso que implicó a vecinos, universidades y varios departamentos municipales. Se trataba de convertir temporalmente el desfiladero en un corredor para ciclistas y peatones”.
El corredor, bautizado como “Baana” (“carril” en argot finés) a través de una convocatoria popular, se inauguraría en 2012. Mediante una intervención austera, el lugar quedaría acondicionado para el tráfico ciclista y peatonal, incorporando algunos espacios ajardinados y equipamientos de ocio como canchas de baloncesto, petanca y mesas de ping-pong. Todo esto tratando de mantener la esencia del paisaje ferroviario original, para lo cual se respetaron las dimensiones del espacio, así como sus elementos y materiales principales. Por otra parte, se abrirían nuevos accesos laterales para mejorar la permeabilidad del lugar.
“La oscuridad áspera del sitio contrasta con las instalaciones deportivas y artísticas, de colores tan llamativos como los de los contenedores de mercancías que solían atravesarlo”.
“La vegetación salvaje existente se ha complementado con viñedos en flor, hierbas altas y especies arbóreas de hoja perenne que caracterizan cada tramo del corredor”.
“La opción de reciclar el corredor ferroviario ha tenido tanto éxito entre públicos muy diversos que se está considerando incrementar la anchura de los carriles ciclistas e, incluso, extender por la ciudad una ‘red Baana’ de recorridos similares. Fruto de una colaboración compleja entre administración, academia y vecindario, esta muestra de urbanismo efímero preserva la memoria industrial y ahorra recursos para el futuro, mientras funda un espacio compartido no comercial. Ante este balance de costes y beneficios, parece que el cubrimiento definitivo del túnel puede esperar”.
